miércoles, 25 de enero de 2012

Inspiración (V) - Hacia la realidad

Necesito tranquilizarme. Relajar los nervios. Tengo todos los músculos en tensión. ¿Por qué razón no me he acordado de su nombre hasta hoy? Llevo viéndola durante semanas a diario, ¿acaso no he sido capaz de reconocerla? Sabía perfectamente quién era, pero no he logrado nombrarla como es debido hasta ahora. Mi mente me está jugando una mala pasada, peor de lo que esperaba. Suponía que jugando en mi terreno lograría mi objetivo rápidamente, pero todo lo contrario, se está haciendo de rogar el final de la historia mucho más de lo que esperaba. Quiero despertar ya, salir de aquí, creo que enfrentándome a mi miedo en terreno neutral, en la realidad, lograré avanzar más que en Inspiración.

Empieza a atardecer. Sin darme cuenta otro día empieza a apagarse, y no he conseguido más que llegar al borde del ataque de nervios en un par de ocasiones. Supongo que tanto tiempo encerrado en este lugar acaba alterando a cualquier ser humano. Quizá ni soy humano. Quizá todo esto está ocurriendo de verdad en algún remoto lugar, y yo lo estoy viviendo en primera persona sin ser el protagonista. Debo concentrarme y dejar de hacer suposiciones tan ilógicas. Mientras recorro la Gran Avenida camino del nuevo apartamento que he elegido para alojarme a partir de hoy, ya que todos están desalojados tengo la suerte de poder elegir, al fondo diviso como el portón de madera vuelve a abrirse. Mónica también vuelve a casa. O mejor dicho a la casa que yo mismo creé, creyéndola conveniente para ella. Ahora sé que entrará, desaparecerá tras los muros del palacio, y mañana por la mañana volveré a verla, de nuevo. Soy capaz de ahogar un “buenas noches, Mónica” mientras la veo esperando a que la gran puerta quede abierta del todo. Justo en ese momento noto una fuerte presión en la mano. La miro, no hay nada que la sujete. Realmente no me importa, seguramente sea producto de mi mente. Continúo mi camino, y justo cuando voy a doblar una esquina, camino de mi calle, veo algo que no entra en mis esquemas. Vuelvo a mirar hacia el palacio. ¿Se ha dado la vuelta? ¿Qué hace mirando hacia la Gran Avenida? Eso no entra en sus planes, algo raro ocurre. Y necesito saber qué es. La veo mirando hacia todas partes. Salgo corriendo hacia allí. Me quedan apenas unos metros. Y fija su mirada en mí. Normalmente la desviaría a los pocos segundos de establecer contacto visual, pero esta vez es diferente. Abre la boca ¿Va a hablar? El corazón vuelve a disparar las pulsaciones, y vuelve a faltarme el aire. Diez metros, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno…

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